Félix Vallotton

Las pinturas y grabados en madera vívidos, enigmáticos y, a veces, inquietantes de Vallotton lo convirtieron en un comentarista clave sobre las costumbres sociales del París de fin de siglo.

A finales del siglo XIX, París era la capital inigualable del mundo del arte occidental. El impresionismo había transformado las artes visuales y el postimpresionismo florecía a su paso; nuevos bulevares y parques habían modernizado la ciudad; los teatros y los grandes almacenes brindaban infinitas oportunidades para el entretenimiento y el consumo. Muchos veían a los artistas como la vanguardia de una nueva sociedad.

A este mundo dinámico llegó Félix Vallotton, de 16 años, quien se involucró estrechamente con un grupo de artistas conocidos como los Nabis, que incluía a Pierre Bonnard y Edouard Vuillard. Vallotton adoptó su lenguaje pictórico decorativo, compartiendo también su interés por la ilustración periodística y los grabados ukiyo-e japoneses. Sus pinturas y xilografías ofrecieron observaciones ingeniosas y, a menudo, inquietantes de la vida política y doméstica, y ahora se le considera uno de los mejores grabadores de su época. A medida que su trabajo evolucionó, el realismo nítido y la linealidad fría de su estilo posterior lo convirtieron en uno de los artistas más distintivos de principios del siglo XX.

Generosamente ilustrado con sus mejores pinturas y grabados, este libro acompaña una nueva presentación de la obra de Vallotton en Nueva York y Londres que incluye obras nunca antes vistas en público y tiene como objetivo reevaluar su producción y legado. Textos de destacadas autoridades sobre el artista recorren su vida, obra y recepción.

El artista suizo Félix Vallotton (1865–1925) nació en Lausana, pero pasó gran parte de su vida laboral en Francia. Aunque produjo algunos de sus trabajos más importantes en París en la década de 1890 en pintura y grabado, su enfoque original e innovador persistió a lo largo de su carrera.